En el tranquilo pueblo de Cahors, en el corazón de Francia, comenzó una historia culinaria que ha perdurado a lo largo de los siglos.
En 1875, un pequeño local abrió sus puertas y, en poco tiempo, se convirtió en un lugar privilegiado donde se reunían los amantes de la buena comida de la región.
Este fue el modesto comienzo de Rougié, una empresa que se convertiría en un ícono de la gastronomía a nivel internacional.
El visionario detrás de esta empresa fue Léonce Rougié, quien, junto a su hijo, Jean Rougié, lideró la compañía hacia nuevos horizontes culinarios. Con el compromiso inquebrantable de ofrecer calidad y sabor excepcionales, Rougié ganó gradualmente reconocimiento y prestigio, alcanzando su renombre internacional en la década de 1950.
Uno de los tesoros culinarios que han llevado a Rougié a la cima son sus exquisitos foies gras y trufas.
Estos manjares ahora se sirven en las mesas más prestigiosas del mundo, donde los paladares más exigentes pueden deleitarse con la excelencia que solo Rougié puede ofrecer.
La presencia de Rougié no se limita a los restaurantes y hogares gourmet; la marca se ha convertido en un símbolo de lujo y calidad en todo el mundo.
Sus productos se encuentran en los palacios más distinguidos, las boutiques de lujo y las líneas aéreas de 120 países, en los cinco continentes.
El objetivo inquebrantable de Rougié es simple pero ambicioso: seguir siendo el mejor.
Para lograrlo, la empresa ha establecido una granja en colaboración con La Granja Palmex en Montréal, Canadá. Este emprendimiento único le permite a Rougié controlar todo el proceso de producción, desde el nacimiento de los animales hasta el producto final, asegurando así la mejor calidad de foie gras para el continente americano.
La preocupación por el bienestar de los animales y la calidad constante de sus productos es una parte fundamental de la filosofía de Rougié.
Los métodos de crianza y cebado desarrollados por la empresa son un modelo de respeto por los animales y garantizan la calidad y consistencia de los productos.
La calidad de Rougié también se refleja en el estricto cumplimiento de las normas de higiene. La acreditación HACCP otorgada por la Agencia Canadiense de Inspección de Alimentos y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) es un testimonio de su compromiso con la seguridad alimentaria y la excelencia.
Pero Rougié va más allá de la calidad; la empresa tiene un enfoque creativo y adaptable.
Desarrollan recetas y presentaciones a medida para satisfacer las exigencias de sus clientes. Sus productos “haute couture” son diseñados para celebrar eventos especiales y resaltar el trabajo de chefs y restaurantes de renombre.
En definitiva Rougié es una empresa que ha trascendido el tiempo y los paladares más exigentes.
Su legado es una celebración de la pasión por la gastronomía, la búsqueda constante de la excelencia y el respeto por la calidad y el bienestar animal. Cada bocado de Rougié es un testimonio de su compromiso inquebrantable con el sabor y la calidad que han deleitado a los amantes de la comida durante más de un siglo.